Ese día nos despertamos en Paris a las 3 am, después de haber hecho una función la noche anterior. A las 4:30 am caminamos hasta la estación del bus en el que viajamos hasta el tranvía que nos llevo hasta el aeropuerto. Subimos escaleras, ascensores, pesamos las valijas, hicimos check-in, pasamos controles de seguridad, sala de espera, tomamos un bus que nos llevo hasta el avión, volamos durante tres horas, comimos, aterrizamos en otro continente, hicimos migraciones, buscamos las valijas en la cinta, pasamos la aduana y llegamos al hall de un aeropuerto que estaba vacío, ya que por medidas de seguridad no dejaban entrar a nadie que no fuera un pasajero, cruzamos la puerta de salida y bajo un sol radiante de mediodía allá a lo lejos, después de cruzar la calle, estaban todas las personas que esperaban a sus amigos o familiares. Entre el tumulto de gente apareció Ines del Festival Internacional de Teatro para Niños, que venia a buscarnos, nos subimos a una camioneta y empezamos a viajar hacia la ciudad. En las avenidas los carteles estaban escritos en un idioma y alfabeto que no entendíamos, la manera de manejar nos hacia acordar a los días viajando por Centro América, en el centro de la ciudad la gente caminaba por las calles entre medio de los autos, algunas mujeres llevaban velo, algunos hombres usaban túnicas. La camioneta se estaciono en la vereda y bajamos el equipaje en el teatro, Mahareva vi fis Tunis, Bienvenidos a Túnez, así fue la llegada de Mandrágora Circo al mundo Árabe y África.
Participamos en los Festivales de Teatro de Tunis y Nabeul hicimos funciones en muchos teatros, todos con capacidad para 400, 500 o 700 personas, siempre llenos. Los niños llegaban con sus padres al teatro pero,se sentaban todos adelante ocupando las primeras filas, mientras los adultos se sentaban atrás. Al finalizar la función que hicimos en Tunis, todos empezaron a cantar, Bravo, Bravo, Bravo…
Viajamos hasta la ciudad de El Kef, casi frontera con Argelia, salimos al amanecer y atravesamos muchos pueblos, gente vendiendo animales y fruta en el costado del camino. Hicimos una función allí y otra en Hammamet en la costa.
Al terminar los festivales fuimos al Sahara, el desierto. Para viajar fuimos en Tunis a la terminal de «Louages» un lugar donde hay un montón de pequeños buses, combis, que viajan a diferentes partes del país. Las combis tienen capacidad para 12 personas y salen cuando se llenan.
Todos los carteles que anuncian los destinos están escritos en Árabe y la mayoría de los choferes hablan solo Árabe o francés. Después de preguntar mucho conseguimos una combi que nos llevaba a Douz. Pero una vez que nos sentamos a esperar que se llene empezamos a dudar de que esa combi iba a la ciudad que nosotros queríamos ir. Después de un rato esperando llego otra pasajera, Oumayna, y ella nos explico que efectivamente esta combi no iba a Douz, sino que paraba cerca, en Kebeli, una ciudad a una hora de distancia donde nos tendríamos que tomar otra combi para llegar a nuestro destino.
Mientras esperábamos que la combi se llene se fue haciendo tarde y nos dimos cuenta que ya no iba ser posible que lleguemos a tiempo para tomar la otra combi, porque seria de noche y dejan de trabajar, así que tendríamos que ver que hacer al llegar a Kebeli. Durante el viaje, Oumayna, el chofer y los otros pasajeros cada tanto hablaban y nos dábamos cuenta que era sobre nosotros, aunque no entendíamos que decían, pero todos los pasajeros opinaban. Oumayna hablaba ingles con nosotros pero unicamente cuando estábamos solos, así que seguíamos sin saber de que hablaban entre ellos.
Finalmente después de 8 horas de viaje llegamos a kebeli ya era de noche y Oumayna, que hablo ingles delante de todos, nos dijo que como no había taxis para continuar a Douz teníamos dos opciones, una ir a dormir a la casa del chofer y la otra ir a dormir a su casa con su familia. Nos pareció muy bueno como durante todo el viaje estuvieron resolviendo nuestro destino y elegimos ir con Oumayna a su casa.
Era de noche y el chofer nos llevo por un barrio, en calles de tierra, en un lugar totalmente desconocido. De golpe estábamos viviendo con una familia Árabe, al llegar nos recibieron la madre, la hermana y la abuela, estaban todas en una habitación, sentadas en el piso, con almohadones y alfombras. Ahí mismo comimos y charlamos un poco en francés y en inglés tratando de entendernos.
Nos prepararon una pieza para dormir y a la mañana siguiente volvimos a desayunar en la misma habitación del día anterior. Salimos caminando y Oumayna nos acompaño hasta la plaza del pueblo donde estaban las combi que nos llevaban a Douz ella hablo con el chofer, le dijo a donde nos tenia que llevar y arreglo el precio para que no nos cobraran de mas.
Una vez en Douz nos preparamos para el viaje al desierto. Nos subimos a unos camellos y viajamos entre dunas de arena hasta llegar a un campamento en el medio del Sahara donde vimos el atardecer y pasamos la noche durmiendo en una tienda, con un fogón, té a la menta, música con derbake. Nos despertamos para ver salir el sol entre las dunas, desayunamos y viajamos en camello de regreso.
Volviendo hacia el norte del país paramos en El Djem una pequeña ciudad donde hay un anfiteatro romano casi tan grande como el coliseo de Italia.
En la costa norte fuimos a La Marsa, la ciudad azul y blanca.
Aunque habíamos llegado a Túnez solo para participar en dos Festivales de Teatro terminamos pasando 3 meses en el país. El día que llegamos la Embajada Argentina en Túnez recibió un mail de la Embajada Argentina en Paris donde habíamos actuado la noche anterior en el que le contaban de nuestro viaje y le recomendaban el espectáculo, nosotros no sabíamos nada de eso. El Embajador, Sebastián Zavala, vino a ver la función en Tunis y nos puso en contacto con una escuela en Bizerta, una ciudad una hora al norte de Tunis, para que presentemos el espectáculo allí.
En la escuela de Bizerta nos encontramos con tres monjas, la Madre Genezareth y las hermanas Misericordia y Fátima que nos recibieron para hacer dos funciones para los casi mil niños que estudian en el colegio. Hicimos las funciones en el patio de la escuela. A las hermanas les gusto la idea de llevar alegría a los niños y nos invitaron a hacer mas funciones en otros colegios, en las ciudades de Menzel Burghiba y Manouba.
Pasamos los días viviendo en el colegio de Bizerta, en la costa del mar mediterráneo, compartiendo buenas charlas y muchas risas con las hermanas que ya llevaban muchos años viviendo en países Árabes y nos contaron muchas de sus experiencias en Egipto, Irak, Palestina, Israel y ahora en Túnez, para nosotros fue un gran aprendizaje conocer esas historias.
Inés, del festival de teatro nos recomendó lugares para hacer funciones y presentamos Mandrágora Circo en escuelas de Carthage, Ariana y en un teatro recientemente inaugurado en Bizerta. Casi sin darnos cuenta pasaron tres meses viviendo en Túnez y llego el momento de continuar esta gira que no para de darnos sorpresas.